martes, 2 de septiembre de 2008

V de Vendetta, de James McTeigue

V for Vendetta, dirigido por James McTeigue
Producido por Joel Silver, Andy Wachowski y Larry Wachowski
Estados Unidos
2006

La historia original de V de Vendetta procede de una novela gráfica escrita por Alan Moore e dibujada por David Lloyd. La trama es sencilla: "V" (Hugo Weaving), un cuasianarquista con capa y sombrero, planea volar el Parlamento de Londres para luchar contra un Estado opresor y fundamentalista que ha impuesto en Gran Bretaña un gobierno basado en el miedo y la dictadura. En el camino de sus planes se encuentra con Evey Hammond (Natalie Portman), una periodista de la única cadena de televisión existente, que, por culpa de V, es perseguida por cooperación con el terrorismo La clandestinidad a la que Hammond se condena y el contacto con V revolucionan su mundo y su propia persona.

La trama de V, si se lleva hasta el extremo, resulta más que interesante. ¿El anarquismo es una respuesta adecuada ante la tiranía? ¿El terrorismo es válido cuando despierta a un pueblo dormido y amedrentado? ¿V busca sólo venganza de los que le condenaron a vivir tras una máscara o su fin es social? ¿El miedo es el mayor limitador de la libertad? Estas preguntas, me imagino, son una traslación de las mismas que planteaba el cómic de Moore y Lloyd.

Sin embargo, como en otras adaptaciones del cómic a la gran pantalla, todavía el despliegue escénico resulta algo pobre. Los planos y los ambientes resultan algo estáticos, como si fueran una mera reflexión de lo contado en el cómic. No nos hacemos a la idea de cómo es el agobio de la dictadura, cómo se muestra en la calle, cómo es la vida normal de la gente bajo la opresión de Inglaterra. Abundan las imágenes nocturnas y, sobre todo, los interiores, pero faltan imágenes de normalidad que expresen la opresión política: falta la asfixia de la escasez de libertad.

La película tiene otros aciertos, sin embargo. La labor de Natalie Portman es acertada, a pesar de que el guión le deja un personaje algo plano y básico. Otro acierto es el misterio con el que V se maneja, que nos ahorra la típica escena de desvelamiento del rostro del protagonista: la verdadera cara del anarquista no es la que hay debajo de la careta, sino la que él ha elegido. Las escenas de rebelión de los ingleses, vistiendo caretas en una manifestación, resultan memorables, pero intuyo que tienen menos impacto que en el cómic.

V de venganza gustará a aquellos que se plantean problemas políticos y las imprescindibles cuestiones sobre el monopolio de la violencia del Estado o el asesinato justo del tirano. Disgustará a aquellos que buscan en este tipo de cine pura acción o despliegue de alta tecnología.