jueves, 9 de octubre de 2008

El martillo de Dios, de Arthur C. Clarke

El martillo de Dios, edición B, Barcelona, 1997
Original, The Hammer of God, 1993

No se puede negar que Arthur C. Clarke es uno de los grandes escritores de ciencia ficción. Libros suyos como 2001: una odisea del espacio o Cánticos de la lejana tierra se han convertido en clásicos de la ciencia ficción. Sin embargo, su obra El martillo de Dios, a mi juicio, no se encuentra entre sus grandes trabajos.

En el año 2070 y pico, la Tierra se encuentra amenazado por un asteroide, Kali, que se cruza por su órbita poniendo en peligro toda la vida de nuestro planeta. Robert Singh es encargado de llevar una nave, la Goliath, para posarse sobre la roca asesina para desviarla con sus potentes motores. Mientras, una secta religiosa fanática, los Renacidos, se propone evitar que la misión del capitán Singh consiga sus objetivos.

La ciencia ficción no tiene por qué acertar siempre con los mundos entrevistos. Julio Verne fue un maestro en acertar en lo que previó del futuro, pero otros muchos autores prometieron avances científicos para nuestra época y fracasaron en sus augurios. Sin embargo, en muchos de estos textos se daba en el blanco en lo fundamental: quizá no volamos en el año 2000 en coches voladores, pero muchos acertaron en pensar cómo sería nuestro tiempo y sobre todo, cómo seríamos nosotros mismos. Las previsiones a largo plazo en lo tecnológico son relativamente fáciles, pero suelen fracasar, a corto plazo, especialmente en los pronósticos sociales.

El martillo de Dios quizá acierte en el futuro en lo tecnológico. Quizá dentro de 50 años podamos navegar con facilidad, y de forma privada, por el espacio. Pero lo que está claro que en otros pronósticos falla estrepitosamente. Su previsión sobre una religión única, lo que denomina crislamismo, es un ridículo. De hecho, según el plan histórico del libro, el proceso de conversión a esta religión hubiera comenzado ya en 1990 y en los comienzos del nuevo siglo se habría extendido por el mundo. No hay problema con que se falle en la ficción en las previsiones, pero sí resulta poco acertado cuando los juicios de lo que vendrá se basan en prejuicios ideológicos (hacia el cristianismo y el islamismo, que no contra el hinduismo) que falsean la percepción de la realidad y el conjunto de la obra.

Este manía por simplificar la religión e interpretarla como algo a priori negativo, contrario a la ciencia y al futuro, empaña el libro de Arthur C. Clarke. Por otro lado, el argumento del libro es algo simple y las formas narrativas abusan de los textos telegráficos y episódicos. El autor parece incapaz de escribir más de tres páginas seguidas sin cortar el relato con otro episodio. El conjunto de la narración resulta bastante desordenada y excesivamente impresionista.

El libro disgustará a aquellos que busquen literatura de ciencia ficción profunda, aquella que plantea grandes retos que definen al hombre en sí, como ser racional y nos ayudan a definirnos a nosotros mismos. El martillo de Dios no plantea la naturaleza de Dios, ni de la ciencia, ni del hombre.

Por el contrario, sí que satisfará a aquellos que busquen leer un libro sencillo de leer, sin complicaciones ni valoraciones complejas. Un buen libro de los que permiten decir, al terminarlo: "Uno más". Y, después, apuntar en la lista que se ha leído un texto del autor de 2001: Una odisea del espacio.