domingo, 18 de enero de 2009

Inteligencia Artificial, por Steven Spielberg

Inteligencia Artificial, Warner Bros Pictures & Dreamworks Pictures
Artificial Intelligence, dirigida por Steven Spielberg, 2001


Inteligencia Artificial es una de las películas de Steven Spielberg más maltratada por los críticos. Se le reprochan dos defectos fundamentales: primero, es muy larga de metraje e irregular (dura 145 minutos); segundo y muy relacionado con lo anterior, se critica el final por su exceso de sentimentalismo y lirismo. Los expertos perdonan parte de la culpa de Spielberg por el hecho de que Inteligencia Artificial era un proyecto original de Stanley Kubrick, que el director de Jurasic Park llevó a cabo por recuerdo del entonces rencientemente fallecido.

David es un niño robot creado, en una época de baja natalidad forzada, para hacer de hijo perfecto para los humanos que quieran tener un niño. Los Swinton acogen al pequeño robot con cariño hasta que el verdadero hijo de la pareja sale, inesperadamente, de un largo coma. Mónica Swinton, ante la alternativa de que destruyan al niño, decide liberarlo en el bosque para que huya. Comienza entonces la búsqueda de David del Hada Azul, que, como hizo con Pinocho, le convierta en humano y así volver a ser admitido en su familia.

Es difícil no estar de acuerdo con la primera de las quejas de los críticos, la irregularidad y metraje de Inteligencia Artificial. Existen escenas enteras que aportan poco a la trama y que ni siquiera, por su espectacularidad, entretienen al espectador. Además, algunos elementos de éstas carecen de la elegancia propia del director: los cazadores de robots, en moto de trial, resultan cómicos y cutres, y tampoco vemos grandes avances tecnológicos, exceptos los robóticos, a lo largo de la película.

En cuanto al final, disiento de la crítica general: me parece no sólo pertinente, sino lo único que le da profundidad a la película y que, por tanto, la salva de caer en la superficialidad absoluta. El personaje de Gigolo Joe le dice al pequeño David que los humanos les tienen envidia porque, cuando todos ellos mueran, sólo quedarán los robots. El hecho de que las experiencias, positivas y negativas, de un robot infantil que quiere ser humano pueda ser lo único que quede de nuestra civilización resulta brillante. ¿Qué es lo definitivamente distinto de nuestro mundo? ¿Qué es lo esencialmente humano? ¿Nuestros éxitos tecnológicos, nuestra historia de conquistas y pérdidas, o aquello que nos hace humanos, nuestra capacidad de amar?

Inteligencia Artificial es una película larga, en momentos perezosa, pero que también consigue tocar en el núcleo de la Ciencia Ficción. Disgustará a aquellos que esperan una película sólo espectacular, llena de peligros, saltos imposibles y explosiones de espectáculo. Gustará aquellas que se hayan planteado alguna vez qué persistirá de nuestro mundo cuando lo inevitable, la muerte de todos los individuos, se haya producido. I.A. quizá por ello se aprecie no en un primer visionado, sino, una vez saciado el apetito por el ¿qué va a pasar?, en una segunda o tercera percepción más tranquila, más detallista.

No sabemos lo que hubiera producido Kubrick si hubiese llevado hacia adelante el proyecto, pero, Spielberg no consiguió arruinarlo del todo. Hay que pensar que, al fin y al cabo, lo único que nos queda ya de Kubrick es su filmografía: minutos y minutos de historias. Justo como sucede en Inteligencia Artificial.